Este post no trata sobre cine; absténgase los puritanos. Va sobre televisión. En concreto sobre la mejor serie de televisión jamás creada: The office.
Aunque The office fue parida por Ricky Gervais en su Inglaterra natal, la versión más famosa de la serie, y la que a mí más me gusta, es la norteamericana. Por una vez los yankees importaron y adaptaron con maestría un producto europeo, y lo que es más raro aún, superaron al original. Yo todavía estoy asombrado de cómo una serie que trata el día a día de una oficina que vende papel en Scranton, Pensilvania, pueda no aburrir nunca. ¿Existe acaso un punto de partida menos interesante?
La página de críticas de Filmaffinity sobre The office está llena de comentarios de personas que vieron un par de episodios y quedaron horrorizados, odiaban la serie. Le dieron una segunda oportunidad y les encantó. The office es así, o la amas o la odias.
Quien no siga la serie no encontrará el sentido de los siguientes videos, es más le desalentarán a verla, pero para aquellos que nos rendimos a las idioteces de Michael Scott (el Regional manager de Dunder Mifflin en Scranton) son simplemente geniales.
He intentado convencer a todos mis amigos para que le den una oportunidad a la serie. Solo uno lo ha hecho, ahora es su serie favorita también, y ha visto ya más episodios que yo. Dale una oportunidad, la primera temporada tiene solo seis episodios de 20 minutos, es el equivalente a una película de dos horas. Eso sí, es IMPRESCINDIBLE verla en versión original, si no ni lo intentes. Hay quien después de ver El hombre tranquilo sueña con vivir en Innisfree, yo sueño con vivir en Scranton, y si os decidís a verla, vosotros también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario